#AgendaCiudadana: Sasha Chumpitaz

Arquitecta por la Universidad Ricardo Palma. Estudiante de la Maestría de Ciudad y Urbanismo de la Universidad Oberta de Catalunya. Miembra de la UDEAL y la Colectiva Urbanas. Militante del Nuevo Perú.

Entrevista: Gianluca Fiorini

1.- Llegado a su último año de gestión, ¿puede decirse que Jorge Muñoz ha trabajado de manera satisfactoria para las y los limeños? ¿Qué nos pueden decir obras como el nuevo malecón Castagnola o el extenso puente peatonal de la Costa verde con respecto a su gestión? 

Estamos entrando al último año de gestión del alcalde Jorge Muñoz y si algo le debe quedar claro a la ciudadanía es que hemos perdido la oportunidad de resolver los principales retos y desafíos de Lima y el Callao, seguimos siendo una ciudad en crisis perpetua, que enfrenta un escenario de desigualdad e informalidad urbana sin precedentes. El último Informe Urbano de Percepción Ciudadana (Lima Cómo Vamos, 2021)[1] nos indica que el 79.6% de vecinas y vecinos se muestran insatisfechos con la seguridad ciudadana, mientras que un 63.7% y un 62% están insatisfechos con el transporte público y los servicios de salud, respectivamente.

Al mismo tiempo, a diciembre del año 2021, la desaprobación del alcalde se encontraba en un 49% (DATUM, 2021).[2] En las calles y en redes sociales se le percibe como un alcalde ausente, que no habla cuando le compete y que tampoco escucha. Entonces, es evidente que la actual gestión metropolitana no ha trabajado de manera satisfactoria para el beneficio de la ciudadanía. Veamos algunas evidencias que demuestran esta afirmación.

Actualmente se viene desarrollando el Plan de Desarrollo Metropolitano de Lima al 2040 (Instituto Metropolitano de Planificación, 2021)[3], un instrumento técnico normativo que debe establecer el modelo de desarrollo urbano del área metropolitana; así como un programa de inversiones que contenga los proyectos estructurantes para Lima, entre otros aspectos. Me atrevería a afirmar que el 50% de la población, incluso más, desconoce la elaboración de esta herramienta de planificación. A pesar de las mesas de trabajo y los talleres participativos que se han venido realizando, no existe la voluntad política real de debatir y discutir de forma deliberativa el presente y el futuro de Lima Metropolitana. En general, este no es un gobierno abierto y de proximidad con todas y todos los actores que intervienen en la ciudad. No basta con colgar la información en el portal de transparencia.

¿Pero cuál es la relevancia de la planificación en la ciudad? Las últimas obras inauguradas por Jorge Muñoz han sido muy polémicas; también han recibido críticas de expertos y técnicos en temas urbanos; pero, sobre todo, de la propia ciudadanía. Una de las reciente obras inauguradas ha sido el puente “Rafael Escardó” en San Miguel, que fue objeto de todo tipo de memes y críticas. Un primer argumento, es que, se vienen desarrollando obras sin una visión integral de la ciudad. En este caso, el alcalde y su equipo demuestran la incapacidad de entender la Costa Verde como ese espacio público por excelencia que debe ser planificado y diseñado para su disfrute y uso accesible. El segundo argumento, evidencia ¿Quiénes son importantes para la actual gestión? Sin duda alguna, la prioridad la tiene el automóvil privado y no el peatón. Lo mismo ocurre en la obra del paso a desnivel o bypass en el Óvalo Monitor.

Esta incapacidad de entender la ciudad de manera integral, nuevamente le pasó factura al alcalde, cuando inauguró el Malecón Castagnola en Magdalena. Una obra que fragmenta los acantilados y genera una ruptura visual y física del paisaje urbano, que hace uso del grass sintético, insistiendo en la idea de que la vegetación cumple un rol únicamente ornamental, dejando de lado el uso estratégico y sostenible de todo tipo de infraestructura verde. Por último, esta obra afirma que Lima sigue siendo una ciudad no inclusiva y tampoco humana; así lo demuestra el diseño del mirador que contempla un solo acceso de ingreso y salida, haciendo inseguro este espacio público para las personas vulnerabilizadas como mujeres, diversidades, personas de la tercera edad o con movilidad reducida.

Pero parece que solo se discuten las obras de la “Lima Moderna” y se deja de lado los distritos que presentan mayor desigualdad y pobreza urbana. Eso ocurrió con la Ampliación del Metropolitano, en Comas y Carabayllo. Donde a pesar de la exigencia ciudadana se mantuvo un diseño que depredó la vegetación de la Av. Universitaria y le quitó la oportunidad a Lima Norte de contar con un gran parque lineal, con ciclovías y espacios de tránsito con sombra, articulados a las vías exclusivas del Metropolitano. Hay una diferencia muy clara cuando se trata de los distritos de la periferia.

Lo mismo se constató con la obra del Pasamayito, que conectará Comas y San Juan de Lurigancho. Aquí solo han pensado la obra vial de manera aislada y no han orientado el transporte al desarrollo urbano de la zona. A pesar de que uno de los principales retos urbanos es parar el crecimiento desordenado y fragmentado del territorio. Si bien esta obra reducirá el tiempo para transportarse; también aumentará rápidamente la especulación, ocupación ilegal y el tráfico de terrenos en esta área no urbanizable. De esta manera, la actual gestión continúa acentuando la precarización de la vivienda y la habitabilidad urbana. Es claro que no existe una política de vivienda municipal y uso sostenible del suelo urbano. Lamentablemente esto nos costará perdidas humanas y materiales cuando llegue el gran evento sísmico que la ciudad espera.

2.- Hace unos días fuimos testigos de un incendio que consumió una galería en Mesa Redonda, ¿este incidente podría reflejar un alejamiento entre el ciudadano común y la Municipalidad? ¿A qué respondería esta distancia? ¿Qué otros efectos tienen esta lejanía entre autoridad y ciudadanía en el día a dia de nuestra ciudad y cómo se manifiesta?

Respecto al incendio en Mesa Redonda, lo primero que dijo el alcalde al ser entrevistado fue que desconocía la existencia de los almacenes clandestinos. Francamente, esto termina siendo una burla. Hace 20 años es de conocimiento público la informalidad que reina en el centro de Lima; sobre todo, en estos conglomerados comerciales y sus calles aledañas. El problema en este caso es que nuestra ciudad sigue funcionando bajo la “lógica del mercado y la necesidad”[4], lo que nos ha llevado a un aumento imparable de la informalidad urbana, reflejada en todos los ámbitos de nuestra vida diaria. Principalmente el ámbito laboral, con la ocupación de las calles para el comercio ambulatorio o el transporte informal que sigue cobrando vidas; pero a su vez es visto como una oportunidad de empleo y, por otro lado, el ámbito habitacional con las edificaciones construidas de forma irregular y sin supervisión técnica, la ocupación ilegal de suelo y el hacinamiento, tugurización y precariedad de las viviendas en la ciudad.

Si existe un alejamiento entre la ciudadanía y la municipalidad; esto se debe a la renuncia del gobierno metropolitano para resolver los problemas estructurales que atraviesa Lima y Callao. Durante muchos momentos de esta gestión, se ha confirmado que la voluntad del alcalde se limita a maquillar los problemas. Un claro ejemplo es el Plan de Recuperación del Centro Histórico al 2029, que focaliza sus esfuerzos en el mejoramiento de fachadas o la peatonalización de calles; pero deja sin resolver problemas como el aumento de los almacenes clandestinos y las familias que sobreviven en condiciones infrahumanas. La ciudadanía a normalizado la ausencia del gobierno metropolitano y ha optado por resolver sus necesidades como pueden.  

Por otro lado, pareciera que esta gestión sigue creyendo que únicamente los especialistas y técnicos tienen la capacidad absoluta de identificar los problemas y diseñar las alternativas de solución. En la esfera local, es indispensable convocar a la ciudadanía y promover su participación activa y vinculante. Como mencioné al principio, el alcalde se caracteriza también por no escuchar, de esta manera va aumentando la desconfianza en la gestión. Mientras no exista un gobierno deliberativo, participativo, relacional y de proximidad en Lima, el alejamiento y la confrontación entre ciudadanía y gobierno metropolitano seguirá en aumento. Lamentablemente quienes sufren más las consecuencias de esto, son los sectores con menores ingresos; por ello, la desigualdad y la informalidad persisten.

Una de las manifestaciones más notorias de este alejamiento se refleja en la construcción irregular de las viviendas, sin asistencia técnica o sin licencia de construcción. La ciudadanía no considera indispensable iniciar un proceso normativo y legal antes de construir su vivienda porque el estado, sea desde la esfera nacional o metropolitana, siempre se mostró ausente para aquellos que son considerados parte del 70% de informales. Específicamente en estos temas, el gobierno de Jorge Muñoz ha renunciado por completo a promover programas de vivienda municipal y el mejoramiento integral de los barrios en Lima; así como la dotación de infraestructura y espacios públicos.

3.- En base a todo lo anteriormente dicho, ¿cuáles son los paradigmas que han regido la manera de pensar y construir ciudad en Lima durante los últimos años? ¿Cuáles deberían ser los nuevos paradigmas que deberíamos idear para el futuro, más aún de cara a un proceso electoral?    

El paradigma urbanístico que sigue acompañando todas las intervenciones en Lima es el del falso progreso y modernidad, entendido como obras e infraestructuras llenas de cemento, que priorizan el uso del automóvil privado. Respecto al paradigma paisajístico, ambiental y que aborda los espacios públicos, se sigue aplicando la privatización como la solución a la falta de mantenimiento, se promueve el consumo como la única forma de activación del espacio público y las áreas verdes siguen siendo diseñadas como espacios ornamentales que no pueden ser pisados. Por otro lado, el paradigma de la propiedad privada, el proyecto reglamentador (Rojas, 2021)[5] y la vivienda nueva y propia, proponen como máxima solución a la precariedad e informalidad urbana, la entrega de títulos de propiedad de un pedazo de terreno, sin garantizar el saneamiento físico y estructural de las viviendas y la mejora de la habitabilidad interna y externa.

El paradigma normativo tiene como su mayor expresión la aplicación del zoning funcional o lo que comúnmente conocemos como zonificación, que establece la regulación del uso y ocupación del suelo, muchas veces como respuesta a lobbys y sin tomar en cuenta una visión integral de la ciudad. También continuamos con el paradigma de la ciudad vigilada y segura gracias a las fuerzas del orden, que propone el aumento de policías y militares en las calles para reducir la inseguridad ciudadana. Finalmente, el paradigma de la participación ciudadana que legitima procesos y actuaciones del gobierno metropolitano, quienes buscan consensos pasivos y no aperturan procesos reales para las tomas de decisiones vinculantes o de codecisión.

Frente a estos paradigmas o principales modelos hegemónicos que han regido la construcción de Lima; es urgente replantear nuestra visión de la ciudad. Sobre el proceso electoral, son muchos los temas pendientes; pero es necesario distinguir prioridades y atacar temas estructurales, sobre la base de consensos. Veamos algunos nuevos principios, a partir de los principales problemas reconocidos por la ciudadanía y otros que ya vienen siendo discutidos hace algunos años:

La Lima segura requiere la articulación de los sistemas de vigilancia, así como la implementación de un programa de espacios seguros, que tome en cuenta el diseño urbano para la prevención del crimen. También se debe promover el trabajo participativo entre la ciudadanía organizada y las fuerzas del orden nacional y supranacional. La Lima sostenible será posible con la ordenación de nuestro territorio para su planificación y desarrollo integral. Uno de los retos pendientes en este aspecto es la protección de las cuencas Lurín, Rímac y el Chillón o los ecosistemas frágiles como las lomas. Por otro lado, la limpieza pública y la gestión de los residuos sólidos debe ser asumida a nivel metropolitano. Los espacios públicos y las áreas verdes requieren ser planteados como lugares de encuentro a lo largo de toda la ciudad y no ser concentrados únicamente en algunos distritos.

La Lima justa propone incluir a toda la ciudadanía y no excluirla por su condición económica; esto requiere abandonar el paradigma de la propiedad privada y garantizar derechos y servicios públicos de calidad, con tarifas justas. Lima puede ser una ciudad asequible, equitativa y accesible. La Lima en transición al uso de energías renovables exige poner en marcha una verdadera reforma del transporte, que tome en cuenta todos los modos; priorizando el uso del transporte público, la movilidad sostenible y el respeto al peatón. La Lima planificada nos propone discutir la densificación urbana en zonas consolidadas o en camino a serlo, para abandonar el crecimiento desordenado y fragmentado. Además, tomará en cuenta la constante periferización de los hogares con menores recursos y resolverá el principal déficit de la vivienda: el cualitativo y la habitabilidad interna. Para esto es necesario reconocer a los principales actores que han autoproducido la ciudad y autoconstruido nuestras viviendas. Los programas de asistencia técnica, reforzamientos estructural y mejoramiento de barrios deberán ser masivos.

La Lima con un gobierno colaborativo, deliberativo, participativo y de proximidad, exige una verdadera voluntad política por parte de las autoridades y los técnicos a cargo. La democracia local debe ser resignificada para poner en marcha la coproducción, codecisión y el cogobierno; teniendo como horizonte mayor el ejercicio de nuestro derecho a la ciudad.

Quedan temas pendientes que merecen una discusión mayor. Por ejemplo, la ingobernabilidad de Lima y Callao. Existe un alto grado de fragmentación administrativa en una ciudad con más de 10 millones de habitantes, que nos convoca a discutir la superposición de competencias entre los niveles de gobierno provincial, distrital y el régimen especial. Podemos ir pensando en una ciudad que dejó de ser solo metropolitana y actualmente es una ciudad – región.

Probablemente el principal argumento para no iniciar estos cambios estructurales y grandes reformas sea la falta de autonomía política, económica y administrativa. Mientras planteamos la reforma de la Ley Orgánica de Municipalidades, el cambio constitucional y la continuación del proceso de descentralización, el gobierno de Lima debe promover iniciativas innovadoras. Respecto a la autonomía económica, es momento de que Lima pongan en práctica otras formas recaudatorias, apoyándose en los instrumentos de financiamiento urbano, lo que permitiría la captura de plusvalías para aumentar los fondos municipales y fortalecer la capacidad de gestión y autogobierno de la ciudad. Las próximas elecciones municipales están esperando discutir estos temas, que más allá de ser técnicos, pueden aperturar un camino hacia el buen vivir en esta ciudad en crisis perpetua.


[1] Lima Cómo Vamos (2021). Informe urbano de percepción ciudadana en Lima y Callao 2021. http://www.limacomovamos.org/wp-content/uploads/2021/12/EncuestaLCV2021.pdf

[2] DATUM Internacional (2021). Estudio de Opinión 2021. http://www.datum.com.pe/estudiopinion

[3] Instituto Metropolitano de Planificación, IMP (2021). Plan de Desarrollo Metropolitano de Lima al 2040. http://imp.gob.pe/wp-content/uploads/2021/06/DIAGNOSTICO-PLAN-MET-2040-ABRIL-2021-compressed.pdf

[4] Abramo, P. (2011). La producción de las ciudades latinoamericanas: mercado inmobiliario y estructura urbana. OLACCHI. 

[5] Rojas, M. (2021). Problemas y propuestas. Informalidad urbana en contextos de pandemia. FRIEDRICH – EBERT – STIFTUNG. 

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s