S. Martínez, joven que decidió sumarse a la primera línea de las movilizaciones de este noviembre, estuvo el #14N desactivando bombas y conteniendo el enfrentamiento con la Policía. Aquí su testimonio.
<<Fui con un grupo, pasando av. Grau, llegando hacia el Poder Judicial. Avancé hacia el enfrentamiento contra los policías, quienes lanzaban perdigones y bombas lacrimógenas. Esta vez, fui preparado con una armadura, guantes y casco de moto. Desde el frente, empecé ayudando botando los gases hacia otra dirección e intentando apagarlos. Ayudé a algunas personas con bicarbonato y agua que había dejado la brigada Cruz Roja adelante. Los chicos de la UNI pidieron que dejaran de tomarse piedras. Todos levantamos las manos y fuimos hacia ellos. Increíblemente, los policías, por orden de un mayor, bajaron sus escudos.Se acercó el mayor a un representante de la UNI y se finalizó el enfrentamiento. Demostrado que somos una manifestación pacífica, que no somos terroristas ni vándalos.
Avanzamos a Plaza San Martín, donde estiramos la bandera del Perú por los fallecidos. Avanzamos hasta que empezó otra trifulca, cerca a una estación del Metropolitano dañada por piedras y gases. Tratamos de contenerlo sin caer en provocaciones y enfrentamientos. Me puse al frente junto a otros más, para que no siguieran avanzando. Sin embargo, había mucha cólera.
Empezaron a lanzar piedras otra vez. Me cayó un perdigón en el brazo y corrí media cuadra hacia abajo. Aún con la protección me dolió, pero estaba ileso. Volví a correr media cuadra hacia adelante, levantando las manos para que vean que no teníamos piedras. Todos llegaron hasta una reja. Había un terna lanzando piedras. Le agarré la mano, le hice soltar la piedra y empezamos a pelear, hasta que vino un chico de la UNI junto a otros más a separarnos y botar al terna. Aunque habíamos muchos manifestantes, había de todo: primeros auxilios, estudiantes, barristas. No sé cómo, pero habían unos borrachos que ni pararse podían y un señor de edad. Fue difícil mantenerlos a raya. Eran unos 50 PNP vs unas 300 personas (imagino). Cuando salió la noticia de que los ministros renunciaron y que Merino estaba en veremos, se calmó y fuimos a Plaza San Martín. Un policía me dijo “bien, Depredador” porque mi casco y equipo es de mi personaje favorito de ficción: Depredador.
Llegué a Centro Cívico, donde había una manifestación. Encontré a una chica herida por un perdigón. La llevé hasta una ambulancia y se quedó con sus amigos. Estaba la PNP con motorizados. Llegué tarde para cuando un motorizado le metió la moto a una persona que se cayó. Reconocí a un mayor y pedí que por favor se retiren, intentando calmarlos, porque quedaban pocos que no tenían ni escudos ni protección. Se montaron a sus motos y se fueron de regreso a Plaza San Martín. Otra vez, suerte de que no pasara a mayores. Pero no quedó ahí.
Salió la bandera y marchamos hasta el Poder Judicial cuando empezaron otra vez los gases. Los colocaba bajo conos y apagaba algunos hasta que dejaron de disparar. El rochabus estaba saliendo. Iba a ser peor. Alcé las manos junto a otros. Los PNP vieron e hicieron cadena de seguridad y se detuvieron. Al saber de la renuncia de otros ministros, nos alegramos y retiramos de ese punto de enfrentamiento. Poco antes de llegar a Jirón de la Unión (no recuerdo bien la calle), pocos policías lanzaron otra vez gases. Ahí fue cuando un perdigón me cayó en el pecho y me tumbó al suelo. Hasta pensé que había muerto. Me levanté y seguí respirando, tocando por si tenía heridas o sangre. Lloré de felicidad porque no las tenía. Algunos se acercaron, me recogieron preguntando si estaba bien, diciendo que mejor me retire. Yo quería seguir, pero estaba exhausto. El pecho, la falta de aire. Me quité el casco buscando respirar. Me retiré con algunos hasta Centro Cívico donde había dejado mi moto. Me saqué la armadura para respirar mejor. Vi a unos PNP motorizados por av. Tacna, quienes me dejaron pasar.
Yendo rápido a mi casa, me detienen unos policías y me preguntaron de dónde vengo. Uno de ellos le dijo a su compañero que me deje ir, que estaba yendo a mi casa y dijo “él es Depredador”.
Mi armadura tiene un pequeño impacto; mis coderas, igual. Llegando a casa, vi que era noticia mi desaparición. Solo abracé a mi madre llorando de alegría.>>
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Edición: Alejandra Bernedo
Foto: Gabriel Vargas @gabrielfloyd