¿Por qué en momentos de crisis también debemos hablar de masculinidades?

Por Vania Dongo y Mayra Sánchez Hinojosa

El día de hoy, el actor Andrés Wiese denunció ser víctima de acoso a través de sus redes sociales. Si bien el acoso es un fenómeno que nos afecta -principalmente- a las mujeres (generando repercusiones graves en nuestras vidas), los varones también pueden ser víctimas de esta vorágine de violencia y es importante que su voz también sea escuchada.

Sin embargo, la publicación de Wiese ha recibido comentarios que cuestionan su «hombría». Frente a ello, vale preguntarnos: ¿por qué denunciar este tipo de hechos hace «menos» varones a aquellos que lo hacen? En una sociedad cis-heteropatriarcal como la nuestra, que legitima y mide la hombría de los varones en función a cuántas mujeres tienen bajo su poder, se cuestiona a aquellos varones que no cumplen con ese «mandato» y, por tanto, se los califica de «feminizados».

La denuncia de Wiese debe invitarnos a reflexionar sobre la necesidad de construir nuevas masculinidades que cuestionen el mandato de la masculinidad hegemónica, que se ha convertido en una muy tóxica y violenta.

¿A quiénes afecta el machismo?

Contrario a lo que podríamos pensar, las mujeres no somos las únicas víctimas de la violencia por razones de género. La antropóloga feminista, Rita Segato, nos invita a repensar la forma en la que el machismo afecta nuestra manera de relacionarnos con la sociedad y nos invita a reflexionar por qué es tan urgente hablar de la violencia de género entre varones.

La masculinidad es un mandato que exige que los varones pongan constantemente a prueba sus atributos bélicos, sexuales y económicos, espectacularizándolos a los ojos de sus otros pares varones. En ese sentido, la masculinidad es una estructura basada en un pacto que es, por definición, violento.

Segato ha señalado que las primeras víctimas del mandato de masculinidad hegemónica son los propios varones, pues son ellos los que, en primera instancia, deben sujetarse y doblegarse ante éste. Posteriormente, llega la violencia hacia las mujeres:

“Cuando se viola a una mujer, o se la mata, se está violando y matando al hombre que está detrás de ellas. A través del cuerpo de la mujer, se está dañando a aquellos hombres que deberían ser tutores de ese cuerpo”.

En consecuencia, básicamente, la guerra es exclusivamente entre varones.

¿Cuáles son los costos del mandado de masculinidad para los varones?

Los costos pueden ir desde el bullying sexista y homofóbico hasta un daño irreversible a la salud mental y los proyectos de vida. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2012 se registraron un total de 804 000 suicidios en el mundo. Entre los jóvenes de 15 a 29 años de edad, el suicidio representa la segunda causa de principal de muerte a nivel mundial. La tasa de suicidio entre varones representa casi el doble que la de las mujeres: 15 varones cometen suicidio por cada 100 000 varones y 8 mujeres cometen suicidio por cada 100 000 mujeres.

En nuestro país, entre 2004 y 2013, se registraron un total de 3 162 suicidios. De este total de eventos, el 67.2% fueron varones, siendo el grupo etario de mayor incidencia el de 20 a 29 años (28,7% de los casos), produciéndose el 49,2% de eventos por envenenamiento.

Los datos evidencian que los varones peruanos utilizan métodos más letales para suicidarse como el uso de armas de fuego o el ahorcamiento. Por el contrario, las mujeres recurren a la ingesta de drogas o tóxicos que, en algunas ocasiones, pueden recibir atención oportuna con mayores posibilidades de sobrevivir. Sin embargo, existen otras razones que explican este fenómeno.

Los varones son condicionados desde niños a no expresar sus emociones, al considerarse muestras de debilidad. Esto genera que busquen menos ayuda que sus pares mujeres. Un estudio publicado por el British Medical Journal encontró que las tasas de consultas primarias en Reino Unido entre los hombres británicos eran un 32% menor que la de las mujeres. Mientras que las tasas de consultas por depresión, definidas por la prescripción de medicamentos antidepresivos, también eran menores en un 8%. 

Es importante que evidenciemos que el mandato de masculinidad no afecta por igual a todos los varones. Para comprender ello, es necesario analizar y entender las variables de género, raza y clase, que entrecruzadas, repercuten en la vida de los hombres. Y en ese sentido, es importante abordar el asunto de masculinidades tóxicas como un asunto de salud pública, que debe llamarnos la atención y hacernos reflexionar. éste también es un tema de violencia de género.

Urge que los varones se emancipen del mandato de masculinidad e inviertan esfuerzos en pensar y construir nuevas formas de ser hombres. Como diría Segato, es importante recordarle a los varones que la expresión de la violencia no es otra cosa que una señal de debilidad.

* Vania Dongo es egresada en derecho, consultora en comunicación gubernamental.
** Mayra Sánchez es bachillera en derecho, especializada en género y criminología.

Edición: Sandra Miranda

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