Hablemos del centralismo

Por Dilmar Villena Fernández Baca

¿Frenar la migración hacia Lima? ¿Generar incentivos para migración hacia regiones? ¿Que el Perú cambie la sede de su capital? Brevemente abordaremos estos problemas, acaso los verdaderamente incómodos e incorrectos.

Perú sigue siendo un país en el que predomina, en gran medida, la migración hacia la capital. En efecto, de acuerdo a cifras del INEI, “de cada 100 personas que residen en Lima, 33 personas han nacido en otro departamento del país o en otro país”. En Perú, somos migrantes internos 5 millones 961 mil 295 personas; de ese total, “Lima capta 2 millones 985 mil 643 habitantes (50,1%) y la Provincia Constitucional del Callao 418 mil 938 personas (7,0%)”.

En conjunto, Lima y Callao concentran al 57.1% de los inmigrantes de todo el país. Esta cifra, comparada con la de 2017, es casi similar: 57.8%. Es decir, en 10 años, solo ha disminuido en un 0.7 la cantidad de migrantes hacia Lima.

Como es posible prever, la enorme cantidad de migración interna genera situaciones de despoblación en ciertas regiones del país. En efecto, el saldo migratorio de estos casi 6 millones de migrantes se percibe de la siguiente manera:

Fuente: INEI Censos Nacionales 2017

El sentido de las cifras mencionadas previamente tampoco varían en lo que se considera migración interna reciente (que es el cambio de residencia en los últimos cinco años):

Con relación a la migración interna reciente en el periodo 2012-2017, se aprecia que 1 millón 433 mil 361 personas son migrantes con esa característica. De este total, el departamento de Lima capta 511 mil 186 inmigrantes (35,7%), la Provincia Constitucional del Callao atrae 94 mil 272 personas (6,6%); es decir, por cada 100 personas que se movilizan, 42,3% tienen como lugar de destino al departamento de Lima y a la Provincia Constitucional del Callao; en 2007 esta cifra representó 47,5%.

En resumen, y ratificando lo señalado al inicio de este texto, Lima sigue siendo un foco de atracción de migrantes internos de todo el Perú. ¿A qué se debe ello? Al ya conocido centralismo. Es en torno a ello que realizaremos la presente breve reflexión, pero especialmente concentrados en un punto: población profesional y burocracia especializada.

El centralismo y los profesionales

Se suele afirmar que la descentralización es un proceso fallido por los constantes escándalos de corrupción de las autoridades regionales, o que existe un déficit en la ejecución y gasto del presupuesto público que se tiene asignado a las regiones. No obstante, ante esta afirmación nos hacemos la siguiente pregunta: ¿de qué sirve descentralizar y transferir competencias, presupuestos, etcétera, si es que no existen los recursos humanos para poder ejercer las competencias de manera eficiente o realizar un adecuado gasto del presupuesto público?

El nivel de centralismo que tenemos genera incentivos para que muchos nos veamos en la necesidad de migrar a Lima para realizar estudios universitarios y/o de posgrado y así obtener posibilidades de crecimiento y superación profesional. En la actualidad, no existen incentivos para que se deje de migrar a Lima o migrar internamente a otras regiones del Perú que no sea Lima; y gran parte de ello, creemos, se debe a la gran concentración de la burocracia en la capital (y de la altamente especializada, en particular).

De acuerdo al censo publicado el año 2018, la población que logró estudiar educación universitaria es 4 256 805 (un 19.7% de la población). Ahora bien, Lima tiene 1 856 314 personas que cuentan con educación universitaria; es decir, del total de la población con estudios universitarios, el 43.57% reside en Lima.

Similar panorama se aprecia cuando se consulta la cantidad de población censada que cuenta con estudios universitarios completos. Hay un total de 2 802 665 de personas que cuentan con estudios universitarios completos en Perú, de los cuales Lima tiene aproximadamente al 42.46% del país.

Imagen: Gestión.

Aún más, si analizamos la cantidad de personas con estudios de maestría o doctorado, las cifras tienden a mostrar una brecha aún mayor: en Perú hay 336 378 personas que cuentan con maestría o doctorado, de los cuales 174 802 reside en Lima; es decir el 51.96% de personas que cuentan con estudios de maestría o doctorado están en Lima.

Asumiendo que los estudios universitarios, los estudios de maestría o los estudios de doctorado son indicadores de buen desempeño profesional ¿cómo se pretende que los recursos y funciones descentralizadas a regiones se gestionen bien si no se cuenta con personas competentes para ello? ¿Por qué es que en Lima se tiene casi a la mitad de profesionales con estudios universitarios de todo el país? ¿Por qué Lima cuenta con más de la mitad de maestrandos o doctores?

Incentivos para migración y fortalecimiento de regiones

La migración hacia Lima no para y la población limeña sigue creciendo cada año. Al mismo tiempo, la capital se encuentra colapsada por el tráfico, la contaminación, etcétera. Al respecto, hay varias soluciones posibles (aumentar la inversión en transporte público, entre otras) pero hay una que nunca se menciona ni se toma en cuenta: generar incentivos para la migración de personas de Lima hacia otras regiones; y, en especial, de recursos humanos de gran valor.

Pero ¿cómo hacer ello? Una opción, entre muchas, es cambiar las sedes a ciertos organismos del Estado, que sean técnicos o impliquen un nivel de especialización. Por ejemplo, el artículo 1 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional establece que la sede de éste se encuentra en la ciudad de Arequipa. De cumplirse este artículo[1], ello implicaría que profesionales formados y especializados en Derecho Constitucional tendríamos que vernos empujados a migrar hacia la ciudad de Arequipa para poder ejercer mejor nuestra profesión. Sin embargo, ¿cuán dispuestos estamos a realizar ello?

Nos incomoda siquiera pensar que nosotros, residentes de Lima, tengamos que migrar a otra ciudad para ejercer nuestra profesión. Pero ¿y qué del abogado de Puno que tiene que costear un viaje hasta Lima para dar un informe oral o, en su defecto, el cliente que tiene que contratar un abogado en Lima para que vea su caso? ¿Y qué de los estudiantes de Derecho de Tacna que no pueden costear un viaje a Lima para si quiera poder estar presentes en una audiencia?

Es cierto que el Tribunal Constitucional puede sesionar de manera descentralizada; pero el fondo del asunto sigue siendo el mismo: la mayor cantidad de profesionales especializados en dicha materia sigue viviendo en Lima. Situación similar se puede apreciar en otros sectores como la Banca, Minería, Energía, etcétera.

Entonces, el descentralizar la burocracia especializada nacional puede ser un mecanismo para generar incentivos a la migración a otras regiones, o, dicho de otro modo, para dejar de generar incentivos de migración hacia Lima. Así, imaginemos, por decir ejemplos aleatorios, que los organismos constitucionales en materia electoral tengan como sede la región de La Libertad; los relacionados a Banca y Seguros a la región de Moquegua; Minería y Energía en Cajamarca; Libre Mercado y Competencia en Ayacucho; etcétera.

Posibilidades aún más incómodas

Otros países, como Indonesia, plantearon el cambio de su capital como solución a los problemas que les traía el centralismo sumado a la amenaza de desastres naturales. Así, Yakarta dejaría de ser capital de dicho país para que, a inicios de 2020, empiece la construcción de una nueva ciudad capital.

Teniendo en cuenta el alto nivel de centralismo en nuestro país, ¿Perú debería cambiar de capital? No se plantea esta pregunta como una especie de reivindicación histórica ni mucho menos: la capital podría ser construida desde 0 en cualquier otra zona del país o también podría ser en una ciudad previa ya existente. La pregunta se plantea con la intención de que se discuta y se evalúen medidas que frenen o que eviten el colapso total de la ciudad de Lima.

Cuando el inevitable terremoto que esperamos por décadas golpee Lima y la destruya ¿Qué haremos? ¿Reconstruir para que todo esté como antes y Lima, eventualmente, vuelva a colapsar?

Consideramos que estos son los temas que son verdaderamente políticamente incorrectos: resulta incómodo discutirlos e, incluso, si quiera plantearlos. No hay quien quiera llevarlos al debate político porque implica cuestionar privilegios, plantear posibilidades de salir de zonas de confort, chocar con intereses económicos y políticos, etcétera.

Ahora que estamos a inicios de un proceso electoral ¿Por qué no discutir sobre ello? Esperamos estas ideas sirvan para empezar a reflexionar sobre el tema.

***


[1] A través de sentencia recaída en el Exp. 0013-2010-PI, el Tribunal Constitucional interpretó dicho artículo en el sentido que el Colegiado constitucional puede sesionar tanto en su sede de Arequipa, como en la sede de Lima.

* Dilmar Villena es Bachiller en Derecho por la PUCP y Coordinador General de Perspectiva Constitucional.

Edición del texto: Sandra Miranda

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