Luego de Lima 2019: ¿Barcelona o Río?

Por Edgar Erazo

@edgareraz

Terminados los Juegos Panamericanos e inaugurados los Para Panamericanos, queda entre los actores deportivos una gran incertidumbre: ¿este legado transformará el deporte peruano?

Hace unas semanas concluyeron de manera apoteósica los Juegos Panamericanos Lima 2019, unos juegos que, hasta pocos meses, despertaron muy poca atención en la población y solo aparecían en el debate público cuando algún congresista utilizaba el tema para atacar al gobierno de turno.

Particularmente, quedé bastante sorprendido por el resultado. No porque no confiara en el capital humano que trabajó arduamente en el Comité Organizador o porque los recursos asignados fueran pocos, sino porque el evento tuvo mil y un trabas políticas y técnicas, retrasos y poca voluntad de algunos agentes de poder que no ponían de su parte para que el evento se diera de la mejor manera. El resultado deportivo, sin embargo, no tiene cuestionamiento alguno: 39 medallas en total, siendo 11 de oro para la delegación peruana, infraestructura de primer nivel y, en especial, esa sensación que de los peruanos estamos capacitados para realizar eventos de primer nivel mundial cuando nos lo proponemos.

A pesar de ello, me siento en la obligación de ser un poco pesimista frente al futuro. Veamos, se ha utilizado mucho la palabra “legado” en los últimos días, y se la ha utilizado como una exigencia hacia el Estado y a las autoridades deportivas de cara al deporte peruano y a los recintos deportivos que este evento nos está dejando. Sin embargo, el legado no se mide desde la conclusión de los mismos, sino desde su etapa de planificación. Para evaluar el legado es necesario retroceder muchos años atrás y creo que, en el caso de Lima, esto no ha sucedido.

A nivel deportivo, se pueden mejorar los números dejados si es que se promueven políticas de desarrollo del deporte (que ya el Instituto Peruano del Deporte viene haciéndolo de manera adecuada), pero a nivel infraestructura y ciudad, se presentan mis mayores dudas. La Villa Deportiva Nacional ha quedado excelente, pero son muchísimos los gastos que va a tener que incurrir el IPD para poder mantener estos centros deportivos (sobre todo el Centro Acuático que necesita un mantenimiento diferenciado y carísimo). Otro problema se presenta en algunas sedes que van más allá de la Videna: las canchas de rugby, baseball y hockey quedan en zonas periféricas de difícil acceso. Esta bien que el COPAL haya pensado en descentralizar estos deportes, pero si esto no va de la mano con la promoción de la actividad en la zona, estos recintos pueden correr el riesgo de quedar como elefantes blancos, mas aun cuando se tratan de deportes que son practicados por población de sectores A-B.

Villa Deportiva Nacional – VIDENA, Lima, Perú.

Otro elemento que no se tomó en consideración y que hubiese sido muy útil fue el impacto ciudad de los juegos. Solo se priorizaron obras que permitiesen el tránsito fluido de los atletas y su bienestar en las Villas Panamericanas, pero no se aprovechó la oportunidad para transformar la ciudad. No se aprovechó la Costa Verde, no hubo un plan para mejorar el transporte a posteriori, no hubo obras que ordenaran Lima de manera urbana. Solo fueron obras momentáneas que no tendrán un efecto positivo a mediano y largo plazo en los limeños.

Sobre esto último quiero hacer una reflexión. Los Juegos Olímpicos, por ejemplo, son eventos de mucha mayor magnitud que los Juegos Panamericanos. Sin embargo, quiero traerlos a debate para ejemplificar cómo una ciudad puede aprovechar un evento de este tipo para mejorar la vida de sus ciudadanos y como también una ciudad puede desperdiciar esa oportunidad pensando solo en el corto plazo sin planificar su impacto posterior.

Barcelona era una ciudad de espalda al Mediterráneo de cara a los juegos olímpicos de 1992. El Comité Organizador, junto con las autoridades del lugar, decidieron que la ciudad cambiase a la par de estos juegos. Es así que, no solo se armó infraestructura para el desarrollo del deporte, sino que se aprovechó la vía marítima para que se practiquen deportes de manera permanente, así como la construcción de un barrio olímpico frente al mar, que quedase para la posteridad. Con toda la costa de cara a la gente, 27 años después se siguen respirando aires de olimpismo en la Ciudad Condal.

Puerto Olímpico de Barcelona, España.

Los ejemplos opuestos son Río y Atenas. En ambos casos, debido a situaciones de crisis económica y la necesidad de hacer un evento en el corto plazo y con poco presupuesto, la infraestructura deportiva no tuvo mucho impacto en el desarrollo de la ciudad y, hoy en día, es muy común ver ciertos recintos absolutamente abandonados y en desuso.

Centro Acuático de Río, Brasil.

Es un poco tarde para pretender que Lima 2019 sea un antes y un después a nivel ciudad y, sin embargo, aun estamos a tiempo de que sea un antes y un después a nivel deportivo. Esperemos que la planificación del evento haya considerado el después de los recintos deportivos, y que, de la mano de una adecuada inversión en planificación y promoción, de acá a unos años veamos a atletas practicando deporte en estos mismos lugares en donde hemos ganado nuestras medallas y no queden como centros de acopio o basureros municipales.

Diseño de imagen: Cristhian Rojas @CristhianRS

Edgar Erazo es miembro fundador de Es Momento, Máster en Dirección y Gestión del Deporte por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, España. En la actualidad se desempeña como Oficial de Operaciones de Medios de la CONMEBOL y docente universitario en gestión deport

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s