La impunidad del acoso callejero

Escrito por Suiry Sobrino Verástegui (@SuiGnris)*

Antes lo llamábamos ‘cortejo’, después ‘galantería’, hasta lo hemos llamado ‘gileo’; pero apenas desde el 2012 lo llamamos acoso y lo reconocemos como un acto de violencia sexual.

Este cambio no responde a una secuencia de eventos fortuitos, sino a la lucha de mujeres organizadas que desde el activismo empezaron a trabajar para terminar con la tolerancia a la violencia sexual cotidiana.

Colectivos ciudadanos como “Paremos el Acoso Callejero” lograron lo que parecía imposible: que, en el 2015, el Perú se convierta en el primer país en la región en contar con una ley con alcance nacional que sancione el acoso sexual en el espacio público.

La Ley Nº 30314, que continúa vigente, exige tareas puntuales a algunas instituciones públicas. Entre ellas, a los gobiernos regionales y municipales. Así, por ejemplo, en su artículo 7 obliga a las municipalidades a establecer procedimientos administrativos para la denuncia y sanción del acoso sexual en espacios públicos mediante multas aplicables a personas naturales y jurídicas.

Desde la publicación de esta norma, han sido muchos los municipios que han cumplido dicha exigencia, publicando ordenanzas que sancionaban el acoso sexual callejero. La última en unirse a este grupo, luego de casi 4 años de publicada, ha sido la Municipalidad de Lima.

Para sorpresa de todos, en sus últimos días como alcalde, Luis Castañeda Lossio aprobó la ordenanza 2154: que previene, prohíbe y sanciona a quienes realicen y toleren el acoso sexual en espacios públicos.

Las disposiciones complementarias finales de esta normativa, indican que se suspende por un plazo de 30 días después de la publicación de la ordenanza, la aplicación de las infracciones, con el propósito de iniciar campañas informativas y de sensibilización. Ese periodo de concientización corresponde también a los primeros 30 días de gestión del nuevo alcalde, Jorge Muñoz, lo cual dificulta que lo dispuesto en la ordenanza se concrete.

Lo que sucede con las ordenanzas contra el acoso sexual callejero aprobadas hasta el momento, supera un problema de tiempo y organización, sino que evidencian una falta de compromiso por hacerlo realmente efectivo. La evidencia indica que las municipalidades se limitan a publicar la ordenanza, pero no invierten en implementarlas ni hacer uso de ellas para prevenir o reducir las cifras de violencia sexual en la calle.

Las situaciones que permiten que esto sea así son las siguientes:

1.- Falta de información: a través de sondeos realizados en redes sociales, se conoce que la mayoría de vecinas de los distritos que cuentan con ordenanzas contra el acoso sexual callejero, desconocen la normativa y los procedimientos de denuncia.

2.- La poca accesibilidad: al igual que con la Ordenanza Nº 2154 de la Municipalidad de Lima, las ordenanzas de los demás distritos solo delegan a una gerencia como la sede que recibe las denuncias. Eso demanda tiempo y movilidad con la que no todas las víctimas cuentan.

3.- La falta de capacitación: a pesar de que lo exige la ordenanza, sabemos que, en muchos casos, ni el personal administrativo ni el serenazgo del distrito conoce la norma. Eso impide que las víctimas procedan con su denuncia.

Según un estudio del Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica del Perú (2016), 7 de cada 10 mujeres en Perú ha sufrido de alguna modalidad de acoso sexual en el espacio público. Las mujeres son víctimas de violencia sexual todos los días, todo el día. Desde tocamientos indebidos hasta fotografías no consentidas de las zonas íntimas.

Es tarea de las autoridades y no solo por deber moral, sino también por mandato de la Ley Nº 30314, lograr que tanto las mujeres como los hombres disfruten de igual manera del espacio público, y que el acoso callejero no siga siendo una de las formas más impunes de violencia sexual.  

Pueden revisar la Ordenanza completa aquí:

https://busquedas.elperuano.pe/normaslegales/ordenanza-que-previene-prohibe-y-sanciona-a-quienes-realice-ordenanza-no-2154-1727841-1/


*Suiry Sobrino Verástegui es periodista especialista en género por la Universidad de Chile y activista contra el acoso sexual callejero y la violencia de género normalizada. Actualmente lidera el proyecto Chicha Morada, programa digital feminista del medio Wayka.pe.

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