Por Mario Arce Zuloaga (@MarioArceZ) / Colaborador de Es Momento

Los países del mundo se clasifican según el nivel de desarrollo económico que poseen. Hace algunas décadas, la definición de “desarrollo” solo contemplaba el poder adquisitivo de los países, o si éstos tenían algún tipo de industria altamente competitiva. En la actualidad, esta definición ha cambiado: ahora se toman en cuenta otros criterios para medir el desarrollo de una manera transversal. Así entonces, las políticas de inclusión social, igualdad de género, lucha contra la corrupción, protección ambiental, nivel de bancarización, entre otras; son relevantes para considerar a un país desarrollado o no.
¿Cómo va el Perú? Sinceramente, no estamos por el camino correcto. Para explicar esto no basta con recurrir a indicadores, también hay que analizar la realidad peruana.
Nadie puede negar que en los últimos diez años, los distintos gobiernos se han esforzado (unos más que otros) por lograr que el Perú se mantenga en un constante crecimiento económico. Sin embargo, si dejáramos de lado este factor, nuestro país no ha logrado avanzar. No hace falta tomar como ejemplo a Estados Unidos o países europeos, basta mirar a Latinoamérica. Chile, por ejemplo, ha conseguido ser un país más justo. Desde hace dos años, las mujeres tienen un rol más activo en las decisiones públicas, cuentan con un Ministerio la Mujer y Equidad de Género que trabaja articuladamente con los demás sectores de la sociedad y son quienes ponen en marcha proyectos a favor de las mujeres. De esta manera, su aparato estatal cuenta con un plan de acción para reducir los niveles de violencia e inequidad existentes[1]. En cambio, nuestro país ni siquiera cuenta con un marco legal eficaz que proteja a las mujeres de manera articulada, frente a la desigualdad, o que castigue son severidad a violadores y feminicidas.
Otro ejemplo es México, el cual ha podido lograr que su sistema educativo cuente con un mayor enfoque de inclusión. Dicho país ha comprendido que la población debe formarse con base de tolerancia, equidad y respeto. Es por eso que sus planes de educación básica ya contemplan una perspectiva de género que va evolucionando con el paso de los años. Sin dejar de mencionar, que hay un compromiso en toda la administración pública para generar políticas públicas transversales con un enfoque de género[2].
En cambio, la realidad peruana es diferente. Nuestros gobernantes no conocen la definición y la importancia del enfoque de género en la educación, ni en ningún otro ámbito. Esto origina que legislen con base a su desconocimiento, anteponiendo sus paradigmas y creencias personales. Los únicos perjudicados terminan siendo los estudiantes y la sociedad en general.
Podría seguir mencionando muchos más casos, pero con estos podemos darnos cuenta el sueño del desarrollo aún está muy lejos. Estamos por cumplir 200 años como República, no esperemos 200 años más para conseguirlo, comprendamos que no habrá desarrollo si no existe un cambio estructural en la sociedad. No habrá desarrollo si las convicciones políticas-religiosas están por encima del beneficio de la población. No habrá desarrollo si no logramos entender que el Estado debe velar por todos y todas. No habrá desarrollo si no hacemos del Perú un país más justo.
[1] Fuente: https://www.gob.cl/noticias/revisa-logros-que-nos-permitieron-finalizar-un-buen-2016/
[2] Fuente: http://www.cucs.udg.mx/revistas/edu_desarrollo/anteriores/14/014_Villasenor.pdf